Os he reunido, para presentaros al auditor y para que le informéis de vuestra edad, así que empecemos:
-
Yo tengo siete al cuadrado, más cinco. – Dijo el profesor de Matemáticas.
-
Pues yo LIII. – Le respondió el de Latín.
-
Y yo el del peso atómico del níquel más el del carbono. – Que
no quiso ser menos diciendo su edad el de Química.
-
Yo, el del año en que acabó la Guerra Civil Española. Bueno,
las dos últimas cifras. - Puntualizó el de Historia
-
Yo también las dos últimas cifras divididas entre dos, del año
en que se celebraron los Juegos Olímpicos de Barcelona. –
Aclaró el de Deporte
-
Pues yo justo, por el paralelo que divide a las dos Coreas. –
Dijo el profesor de Geografía
-
I ́m fifty years old. – Lo dijo el profesor de Inglés, en inglés,
claro.
-
En mi caso, a la mitad de la temperatura que hierve el agua
en grados centígrado y en condiciones normales. – Habló el
de Física.
-
Yo veinte menos de lo que representa mi retrato. Dijo el de
Dibujo refiriéndose a la caricatura.
-
La edad en que falleció Jesucristo, más el número de
apóstoles. – Dijo solemnemente el profesor de Religión.
-
La misma edad que tenía Federico García Lorca cuando
murió, es la que yo tengo ahora. – Dijo nervioso el de Literatura.
Una vez terminaron todos, el auditor no pudo contenerse, y les dijo: Pues por mi parte, os diré que, debido a vuestra originalidad y gracia, a la valoración que tenía de vosotros, la multiplicaré por “pi”, y la dividiré por la raíz cuadrada de nueve. Auf Wiedersehen.
Grazie mille.- Contestaron satisfechos el pleno del profesorado.
-
El primer libro que escribí, fue La seguridad en los refranes a las siete y media, en el que reflejé mis experiencias, como responsable de la seguridad en el trabajo. Y es que mereció la pena aquellas decisiones que adopté, pues de tener la empresa una o dos bajas por accidente laboral al año, pasamos a ocho años seguidos sin ningún accidente.
Por cierto, que el matiz de las siete y media, recordando el juego de cartas, se lo puse al título del libro, considerando que, en la seguridad, si te quedas corto, malo, pero si te excedes en normas y exigencias, abrumas al trabajador y se produce un rechazo.
-
Para la confección del libro y también del blog: La ruta de las esculturas y bustos de Córdoba, fueron esenciales las fotos de la totalidad de las esculturas urbanas, lo cual se consiguió gracias al esfuerzo y entusiasmo de dos magníficas colaboradoras cordobesas, Carmen Salmerón, y Rafi Díaz.
La primera viuda de un compañero de estudios de peritaje, que por cierto ella ha fallecido en este año 2023, y la segunda, Rafi, una pintora muy destacada y original.
-
Más de cuarenta pintores y escultores actuales españoles, han colaborado en la elaboración de libros sobre arte como: El cambio climático temido por pintoras y pintores españoles actuales, Presente y futuro del Arte: Pintura y escultura, así como en Imaginando lo representado en el cuadro.
Siendo de destacar a tres de ellos por formar parte del TOP 10, que son: Eduardo Naranjo, Ricardo Sanz y Consuelo Hernández.
-
Después de poner en práctica un método de resolución de problemas técnicos en mi empresa, del cual fui monitor para extenderlo al resto de los técnicos, me di cuenta de que ese método era aplicable a cualquier tipo de problemas que se nos presenten en la vida, ya sean técnicos o no.
Y ciertamente, cuando lo apliqué me dio muy buenos resultados. Así que escribí y me publicaron el libro Y esto, ¿qué solución tiene? Que como anticipo a los que se interesen por este libro, les dirá que hay cuatro preguntas básicas y fundamentales, a saber: 1) ¿Qué es problema y qué no es problema? 2) ¿Dónde es problema y dónde no es problema? 3) ¿Cuándo es problema y cuándo no es problema? Y por último 4) ¿Cuánto es problema y cuánto no es problema?
-
Nada más terminada la carrera de Peritaje Industrial, entré a trabajar en una fábrica, donde me hice cargo del mantenimiento mecánico. Y una de las primeras cosas que me llamó la atención, fue el lenguaje empleado por los encargados y operarios para designar ciertos elementos.
Así por ejemplo, el más llamativo para mí, fue el llamar a unas capsulas por “chochos”. De modo, que no era extraño oír decir: “A este aparato le falta el chocho”, cuando lo habían montado sin la protección de la capsula. Claro que, a nivel cotidiano, no nos extraña que se llame “gato” a la máquina para elevar grandes pesos a pequeña altura, o sea, para cambiar la rueda del coche, por ejemplo.
Ello, me llevó a recopilar una buena serie de palabras con significados muy diversos a los técnicos, en definitiva, el libro Vocabulario técnico, poco técnico.
